viernes, 18 de marzo de 2011

Para alguien a quien le debo pedir perdón

Para alguien a quien le debo pedir perdón

Perdón porque te escribo esto sin fecha y es probable que nunca te lo envíe pues no sé si de verdad debas verlo, pero de verdad debo escribirlo.

Desde que te conocí, de verdad, sólo te he dañado, y tú a mí, sé que no merezco tu perdón, pero tú tampoco mereces el mío, aun así te perdonaría todo, sólo por todo lo que hemos vivido.

Perdón porque ya no te amo, lo siento pero la verdad debe ser dicha.

Excusa que el espacio vacío entre mis dedos haya sido llenado por tus propios dedos, pero ahora ese espacio pertenece a otra persona.

Perdóname porque me ilusionaste y te creí, te perdono porque te ilusioné y me creíste. Nada fue real por más que intentes definirlo en una habitación de agua salada.

Perdón porque hice que lloviera cuando aún no tronaba. Te perdono porque tus truenos cayeron sin lluvia en mi pecho cuando aún latía por ti.

No te pido perdón por los versos efímeros que dediqué porque esos eran reales cuando mi amor por ti estaba en su apogeo.

Perdón porque me alejé de ti para que no nos doliera el final. Perdón si alguna nube negra pasó por tus ojos a causa mía.

Perdón por adorar tu cabello y que tú me dejaras. Siempre me seguiré derritiendo al abrazarte y toca tu pelo, perdóname pero no lo podré evitar aunque lo intente.

Perdón porque de verdad te amé cuando no me amabas lo suficiente, y perdón porque no te amé lo necesario cuando me amabas más que yo a ti.

Perdón por la vez que te hice llorar, no te merecía en ese momento.

Perdón porque el agua salada de tu habitación se escapa por mis ojos y moja el papel con que te escribo esta carta.

No merezco el perdón de cuando nos perdimos en mi mundo del cual tuviste que salir sola para caer en tu mundo del cual apenas estoy saliendo.

Alguien más ya cayó en mi mundo aunque me sea imposible entrar en el de ella, y aunque la historia se repita, si es igual a la que viví contigo, quiero vivirla otra vez, aunque luego le redacte esta carta a ella también.

Te quise siempre, pero me cansé de estar cansado.

lunes, 4 de enero de 2010

Babbitty Rabbitty y su Muñón Carcajeante

Babbitty Rabbitty y su Muñón Carcajeante



Hace mucho tiempo, en una tierra muy lejana, vivía un rey muy tonto que decidió que debería tener poderes mágicos por sí mismo.

Por consiguiente, él mismo comandaba a la cabeza de su ejército para formar una Brigada de Caza-Brujas, y les dio una manada de feroces perros negros. Al mismo tiempo, el rey hacía proclamaciones que debían ser leídas en todas las villas y pueblos del país: “A petición del Rey: se busca un Instructor de Magia.”

Ningún mago o buja real se atrevería a ofrecerse como instructor, pues todos estaban escondidos de la Brigada Caza-Brujas.

Aún así, un charlatán sin el menor poder mágico vio una oportunidad de enriquecerse, y llegó al palacio, jactándose de ser un mago con enormes habilidades. El charlatán presentó algunos trucos simples que convencieron al tonto rey de que él tenía poderes mágicos, e inmediatamente fue nombrado Gran Hechicero en Jefe, el Maestro de Magia Privado del Rey.

El charlatán ordenó al rey darle un saco de oro, para poder conseguir varitas y otras necesidades para hacer magia. Él también solicitó varios rubíes grandes, para usarlos en hechizos curativos, y uno o dos cálices plateados, para guardar y madurar las pociones. El tonto rey le concedió todas éstas cosas.

El charlatán escondió el tesoro de forma segura en su propia casa y regresó a los terrenos del castillo.

Él no sabía que estaba siendo observado por una anciana que vivía en una casucha a los límites de los terrenos. Su nombre era Babbitty, y ella era la sirvienta que mantenía el palacio limpio fragante y blanco. Asomándose detrás de las sábanas, Babbitty vio al charlatán arrancando dos ramitas de uno de los árboles del rey, y desaparecer entrando al palacio.

El charlatán le dio una de las ramitas al rey y le aseguró que era una arita con un impresionante poder.

-De todas formas, sólo funcionará, -dijo el charlatán –cuando usted valga la pena para ella.

Cada mañana el charlatán y el tonto rey iban a los terrenos del castillo, donde agitaban sus aritas y gritaban cosas sin sentido hacia el cielo. El charlatán era cuidadoso al preparar trucos nuevos, para que el rey siguiera convencido de las habilidades del Gran Hechicero, y del poder de las poderosas varitas que habían costado mucho oro.

Una mañana, mientras el charlatán y el tonto rey agitaban sus ramitas, y brincaban en círculos, y cantaban tarareos sin sentido, una ruidosa risotada llegó a los oídos del rey. Babbitty, la sirvienta, estaba viendo al rey y al charlatán desde la ventana se su pequeña cabaña, y se reía tan fuerte que cayó fuera de vista, muy débil para permanecer de pie.

-Debo verme muy indigno, para hacer a esa anciana sirvienta reír así –dijo el rey. Quien cesó sus saltos y sus movimientos con la varita, y frunció el ceño – ¡Me cansé de practicar! ¿Cuando estaré listo para presentar hechizos reales frente mis súbditos, Hechicero?

El charlatán intentó calmar a su pupilo, asegurándole que pronto sería capaz de hacer increíbles actos de magia, pero los ruidos que hacía Babbitty habían provocado al tonto rey más de lo que el charlatán sospechaba.

-Mañana, -dijo el rey –invitaremos a la corte para presenciar a su rey haciendo magia.

El charlatán vio que era el momento de tomar su tesoro y desaparecer había llegado.

-¡Oh! ¡Su Majestad, eso es imposible! He olvidado decirle a Su Majestad que debo ir en un largo viaje mañana…

-¡Si dejáis este palacio sin mi permiso, Hechicero, mi Brigada de Caza-Brujas os cazará con sus perros! Mañana en la mañana me asistiréis a presentar el acto de magia frente a los señores y sus esposas, y si una sola persona se ríe de mí, ¡Os cortaré la cabeza!

El rey se precipitó hacia el palacio, dejando al charlatán solo y asustado. Ni su astucia podría salvarlo ahora y no podía huir, y menos podía ayudar al rey con su magia pues ninguno de los dos la sabía.

Buscando una salida para su miedo y su enojo, el charlatán se acercó a la ventana de Babbitty la sirvienta. Espiando lo que había adentro, vio una anciana sentada a su mesa, puliendo una varita. En una esquina tras ella, las sábanas del rey se lavaban solas en una palangana de madera.

El charlatán se dio cuenta que de Babbitty era una bruja verdadera, y ella quien le había causado éste problema, podría resolverlo.

-¡Bruja! –rugió el charlatán -¡Tus risotadas me han costa mucho! ¡Si fallas al ayudarme, os delataré como bruja, y seréis vos quien estará siendo perseguida por los perros del rey!

La vieja Babbitty le sonrió al charlatán, y le aseguró que haría todo lo que estuviera en sus manos para ayudar.

El charlatán le dijo que se escondiera en un arbusto mientras el rey daba su demostración de magia, e hiciera los hechizos del rey sin que él se diera cuenta. Babbitty aceptó el plan, pero preguntó una sola cosa.

-¿Qué pasa, señor, si el rey intentare hacer un hechizo que Babbitty no puede hacer?

El charlatán se mofó.

-Vuestra magia es más grande que la imaginación de ese tonto rey –le aseguró a ella, y se retiró al castillo, muy complacido de su astucia.

A la mañana siguiente, todos los señores y sus esposas del reino se reunieron en los terrenos del castillo. El rey trepó a una tarima frente a ellos, con el charlatán a su lado.

-¡Primero desapareceré el sombrero de esta dama! –gritó el rey, apuntando con su ramita a la noble.

Entre un arbusto cercano, Babbitty apuntó su varita hacia el sombrero, y lo hizo desaparecer. La multitud se asombró y se admiró, y aplaudieron ruidosamente al rey.

-¡Ahora, haré a ese caballo volar! –gritó el rey, apuntando su ramita hacia su corcel.

Desde el arbusto, Babbitty apuntó su varita hacia el caballo y éste se elevó alto en el aire.

La multitud se quedó aún más asombrada y asustada y gritaron su aprecio hacia su mágico rey.

-Y ahora –dijo el rey, mirando alrededor buscando una idea; y el Capitán de su Brigada de Caza-Brujas corrió hacia él.

-¡Su Majestad, -dijo el Capitán –esta misma mañana, Sabre murió comiendo setas venenosas! ¡Devolvedle la vida, Su Majestad, con vuestra varita!

Y el Capitán lazó en la tarima el cuerpo sin vida del más grande de los perros caza-brujas.

El tonto rey blandió su ramita y apuntó hacia el perro muerto, pero dentro del arbusto Babbitty sonrió y no se molestó en alzar su varita, pues ninguna magia podía levantar a los muertos.

Cuando el perro no se movió, la multitud empezó a susurrar, y luego a reír. Sospecharon que los primeros dos trucos del rey habían sido sólo trucos después de todo.

-¿Por qué no funciona? –gritó el rey al charlatán, quien se acordó de su última escapatoria.

-¡Ahí, Su Majestad, ahí! –Gritó apuntando hacia el arbusto donde estaba Babbitty ocultándose - ¡La veo claramente, una bruja malvada quien está bloqueando vuestra magia con hechizos malévolos! ¡Atrapadla, alguien, atrapadla!

Babbitty huyó del arbusto, y la Brigada de Caza-Brujas fue tras ella, soltando sus perros, quienes aullaban por la sangre de Babbitty. Pero tan pronto como logró alcanzar una pequeña seta, la pequeña bruja desapareció de la vista de todos, y cuando el rey, el charlatán, y todos los cortesanos corrieron al otro lado, encontraron a los perros caza-brujas ladrando y escarbando alrededor de un viejo y doblado árbol.

-¡Se ha transformado en un árbol! –gritó el charlatán, y, temiendo que Babbitty se transformara de nuevo en una mujer y lo delatara, añadió -¡Cortadla, Su Majestad, ésa es la forma de matar brujas malvadas!

Un hacha fue traída, y el viejo árbol fue cortado y los cortesanos y el charlatán vitorearon.

De igual forma, mientras se alistaban para regresar al palacio, el sonido de una ruidosa carcajada los detuvo.

-¡Tontos! –gritó la voz de Babbitty desde el muñón que habían dejado atrás.

-¡No existe mago o bruja que pueda ser matado siendo cortado por la mitad! ¡Tomad el hacha, si no me creéis, y cortad al Gran Hechicero en dos!

El Capitán de la Brigada de Caza-Brujas estaba ansioso por intentar el experimento, pero en cuanto alzó el hacha el charlatán cayó sobre sus rodillas, suplicando piedad y confesando sus maldades. Mientras el charlatán era arrastrado hacia las mazmorras, el muñón del árbol reía aún más fuerte que nunca.

-¡Por haber cortado una bruja a la mitad, habéis desatado una terrible maldición sobre vuestro reino! –dijo el muñón al petrificado rey -¡De ahora en adelante, todo intento de daño hacia mis compañeros magos y brujas lo sentiréis como un hachazo en vos, hasta que deseéis morir por ello!

Ante ello, el rey cayó sobre sus rodillas también, y le dijo al muñón que haría una proclamación protegiendo a todos los magos y brujas del reino, y permitiéndoles practicar su magia en paz.

-¡Muy bien, -dijo el muñón –pero no habéis ofrecido nada a Babbitty aún!

-¡Lo que sea! –gritó el tonto rey, entrelazando sus manos frente al muñón.

-¡Levantaréis una estatua de Babbitty para mí, en memoria de tu pobre sirvienta, y para recordaros para siempre de vuestra propia estupidez! –dijo el muñón.

El rey accedió sin titubear, y prometió llamar al mejor escultor del país, y hacer la estatua de oro puso. Luego el avergonzado rey y toda su corte regresaron al palacio, dejando al muñón riéndose detrás.

Cuando los terrenos del castillo quedaron solitarios de nuevo, las raíces del muñón empezaron a retorcerse abriendo un agujero entre ellas del cual salió un viejo conejo con una varita prensada entre sus dientes. Babbitty brincó fuera de los terrenos y muy lejos, y la estatua de oro de la sirvienta quedó frente al muñón, y ningún mago o bruja fue perseguido en el reino nunca más.




Cuento original de J.K. Rowling.
Traducido de su versión original en inglés.

Esto no es una imitación del trabajo de J.K. Rowling. Es sólo una facilitación para todas las personas que no tienen en su país la versíon traducida de éste cuento a la venta (si es que existe).
Es contra la ley usar esta traducción para fines comerciales.
Disfrútenlo =D

lunes, 21 de diciembre de 2009

El cuento de los tres hermanos

El cuento de los tres hermanos


Había una vez tres hermanos que estaban viajando a través de un solitario y tortuoso camino en el crepúsculo. Justo a tiempo, los hermanos llegaron a un río muy profundo para vadearlo y muy peligroso para atravesarlo nadando. Éstos hermanos estaban educados en artes mágicas, por lo que ellos simplemente agitaron sus varitas e hicieron un puente aparecer por encima de la peligrosa corriente. Estaban en la mitad del camino atravesando el puente cuando se dieron cuento de que su camino estaba siendo bloqueado por una figura con una capa negra.
La Muerte les habló. Estaba furiosa de haber sido engañada por tres víctimas, comúnmente, los viajeros se ahogaban en el río. Pero la Muerte era astuta. Pretendió felicitar a los tres hermanos por su magia, y les dijo que le daría a cada uno un premio por haber sido lo suficientemente listos como para eludir a la Muerte.
Entonces el hermano mayor, quien era un hombre muy combativo, pidió la varita más poderosa que haya existido: una varita que tuviera que ganar siempre los duelos de su dueño, ¡una varita digna de una mago que haya conquistado a la muerte! Así que la Muerte se fue hacia un árbol de saúco que estaba a orillas del río, creó una varita de una de sus ramas, y se la dio al hermano mayor.
Luego el segundo hermano, quien era un hombre arrogante decidió que quería humillar a la Muerte aún más, y pidió el poder de regresar a las personas que habían ido con la Muerte. Entonces la Muerte tomó una piedra del fondo del río y se la dio al segundo hermano, y le dijo que la piedra tendría el poder de traer de vuelta a los muertos.
Y después la Muerte preguntó al hermano menor lo que quería. El hermano menor era el más humilde e inteligente de sus hermanos, y no confiaba en la Muerte. Así que pidió algo que le permitiera irse de ese lugar sin que la Muerte pudiera seguirlo. Y la Muerte, a regañadientes, le dio su propia Capa de Invisibilidad.
Luego la Muerte se hizo a un lado y permitió a los tres hermanos continuar su camino, y ellos lo hicieron, hablando animados sobre la aventura que acababan de tener, y admirando los regalos de la Muerte.
En su debido momento se separaron, cada uno hacia su destino.
El hermano mayor viajó por una semana o más, y llegando a una villa distante, buscó a un mago que conocía con quien había tenido una discusión. Naturalmente, con la Varita de Saúco como arma, no falló en ganar el duelo que se dio. Dejando a su enemigo muerto en el suelo, el hermano mayor entró a una posada, donde gritó ruidosamente sobre la poderosa varita que había tomado de la Muerte él mismo, y de cómo ésta lo hacía invencible.
Esa misma noche, otro mago se infiltró en el cuarto del hermano mayor mientras dormía, ebrio de vino, en su cama. El ladrón tomó la varita y, para asegurarse, cortó la garganta del hermano mayor.
Mientras tanto, el segundo hermano viajó a su propia casa, donde vivía solo. Ahí él sacó la piedra que podía hacer volver a los muertos, y la giró tres veces en su mano. Para su sorpresa y alegría la figura de la mujer que alguna vez esperó desposar, antes de que ella muriera prematuramente, apareció frente a él.
Sin embargo, ella estaba fría y triste,, separada de él por algo como un velo. Aunque ella había regresado al mundo mortal, ella no pertenecía realmente allí y sufría por ello. Finalmente el segundo hermano se volvió loco y sin esperanzas, se suicidó para unirse realmente con ella.
Y la Muerte se llevó al segundo hermano consigo.
Pero aunque la Muerte buscó al hermano menor por muchos años, él nunca lo logró encontrar, fue sólo cuando era muy viejo que el hermano menor se quitó Su Capa de Invisibilidad y se la dio a su hijo. Entonces recibió a la Muerte como un viejo amigo y se fue con ella felizmente, y, como iguales partieron de ésta vida.

Cuento original de J.K. Rowling.
Traducido de su versión original en inglés.

Esto no es una imitación del trabajo de J.K. Rowling. Es sólo una facilitación para todas las personas que no tienen en su país la versíon traducida de éste cuento a la venta (si es que existe).
Es contra la ley usar esta traducción para fines comerciales.
Disfrútenlo =D

martes, 1 de diciembre de 2009

Sin Título

No tiene título todavía,... comenten =D



Nunca supe cómo empezar esa balada que me pediste, sabías que no sé nada de música, siempre lo supiste, y aún así me la pedías. Creías que tu amor era capaz de hacerme lograr cosas imposibles, te equivocaste.
***
Desperté ese día más temprano de lo normal, tú aún dormías, no te había visto en semanas, pero estaba nervioso por ti, nunca estás tranquila antes de un examen. Esperaba en la cama un mensaje tuyo, una llamada o lo que fuese.
Decidí no hacer caso, saldrías bien. Me bañé, tú dormías. Me puse mi uniforme del colegio, tú dormías. Desayuné y me fui, tú dormías.
El día estaba nublado, te gustaban los días nublados. Te mandé un mensaje de texto: “Suerte hoy.” Los árboles se movían al ritmo de tu respiración, podía sentirte, tú dormías. Dejé de preocuparme, ya debías estar estudiando otra vez, era un día importante para ti.
Al igual que todos los días, llegué más temprano de lo normal. Estando solo, sentado en la misma banca de todos los días, junto a la puerta cerrada de todos los días, donde se veían los rayos del sol entrando sin avisar, cortando la niebla entre la que casi podía ver tu cara. Yo leía, pero no ponía atención, pensaba en ti, tú dormías.
-¿Qué le pasa hoy? Anda distraído.
-Es el día de ella.
Todos quedaron con la duda.
Salía ya del colegio, tú llorabas. Reviso mi celular y tengo un mensaje tuyo. Emocionado lo leí, quería saber cómo te había ido. “Me quedé dormida…”
***
Mi hombro aguanta tu cabeza, soy una esponja de lágrimas y lamentos.
-Ese examen no lo es todo…
-¡Era mi futuro!
-Puedes buscar otro, y seguro será mejor…
-Eres demasiado optimista, pareciera que nunca hubieras enfrentado un problema.
-¿Tú qué piensas del amor?
-¿Por qué preguntas eso ahora?
-Quería hacerte olvidar el examen.
Nos miramos y ambos sonreímos. Nos quedamos en silencio… Yo deseaba estar así siempre, tú no querías soltar más lágrimas frente a mí.
Eras valiente y querías encontrar valor en mí. No te dabas cuenta que yo buscaba lo mismo en ti, te amaba, te admiraba, tú me querías, a veces lo dudabas. Yo te escribía mil cartas de amor, tú me dibujabas una sonrisa en tu cara, satisfecha. Nunca me quisiste como yo te quise a ti, aunque a veces me amabas demasiado.
-Debo irme ya.
Intento darte un beso y tú giras la cabeza tiernamente, la giraste de forma que tu cabeza dijo: “Otro día… hoy no.” El beso cayó en tu mejilla como cientos de gotas de lluvia.
Te vas y no quiero dejarte ir, te sigo sin que me notes. Llegas a tu casa y abres la puerta, yo abro tu ventana, cuando entras a tu cuarto encuentras una rosa con un papel: “Otro día… hoy no.”
Camino hacia mi casa y no dejo de pensar en ti, tú miras la luna invisible tras las nubes de esa noche nublada. Empezó a llover…
***
Cuatro tazas de harina, y la mantequilla la cremaba junto con tus lágrimas invisibles. Un poco de leche que se evapora en un beso que no se logró dar bien.
La cocina calmaba tus penas, y yo te enseñaba a cocinar. Me gustaba dejarte descubrir tus propias recetas para que las apreciaras mejor. Te preguntaba cosas que yo ya sabía, y tu sabías que lo sabía, pero aún sabiéndolo, contestabas, creabas las respuestas, me gustaba que hicieras eso. Jamás seguiste por completo mis instrucciones… ese aspecto de tí me volvía loco. Siempre cocinabas de noche y cuando se podía ver la luna.
-Señorita, ¿me permitiría un baile con usted?
-¿Por qué me lo preguntas de modo tan formal?
-Le juro que mis intenciones con usted son las mejores.
-No hay música…
-Hagamos nosotros la música.
-No sabes nada de música…
Al decir eso no la dejé continuar, tomé su cintura en mis brazos y empezamos a bailar, ella cerró los ojos, yo la levanté en el aire y se sintió al caer como un terremoto en mi corazón, recorrimos la cocina como soñábamos recorrer el mundo, bailando los dos sin saber cómo.
Tú pensabas en una música de balada, yo pensaba en un tango. Pero eso no le importó a nuestros cuerpos que tenían movimientos iguales, no importó en ese momento nada, sólo queríamos seguir bailando, te pedí que nos detuviéramos, aunque no lo quería en realidad, tú moviste la cabeza de arriba abajo, pero aún así continuamos. Este baile eterno de notas desiguales nos unía, las notas fueron haciéndose similares hasta que se fundieron en un beso, eterno, uno que logró combinar un tango y una balada.
Cayó un rayo.
Nos separamos por motivo de éste, volví a ver tu cara, tenías la mirada hacia abajo y llovía en tus ojos. Me quedé viéndote y me perdí en ti. Fue un notorio olor a quemado lo que me hizo despertar otra vez.
-¡El horno!- gritaste y sacaste tus penas ya quemadas. Noté una lágrima bajar por tu mejilla y caer en el pan, ya negro.
La lluvia que había anunciado el rayo empezó a caer, pero no era como la lluvia común, el sol alumbraba las gotas al caer, formando un amplio arco iris.
Una sonrisa se dibujó en tu rostro húmedo.
-Hazme una balada.
***
Me invitabas siempre a las actividades a las que ibas, nunca supe si fue por tenerme cerca o porque no querías ir sola, yo siempre te acompañaba, no me importaba a qué, sólo quería estar cerca de ti, lo único que odiaba eran algunas personas de tus actividades, hombres que, aunque no lo hacían, yo creía que te coqueteaban. Cuando pasaba eso debía disfrazar el fuego del enojo en una hipócrita sonrisa.
-Oye- dijo uno de ellos.
Los dos volvimos a ver, te llamaban a ti.
-¿Haces algo los domingos por las mañanas?
Sonreí y puedo casi jurar que sentiste mi hipocresía.
-No- respondiste mientras mi rostro borraba esa sonrisa.
-Es que tal vez…
No ponía atención a lo que ese patán estaba diciendo, sólo quería que se fuera ya.
-… si no te importa, me gustaría que….
No podía aguantar más, en mi cara empezaba a notarse la furia, mis puños temblaban. Sabía que no tenía derecho de estar celoso, nunca has sido mía. No puse atención a lo que dijo hasta que llegó al final.
-Sería un honor que me acompañaras.
No podía creerlo, no quería entenderlo. Sin dejarte responder me levanté ruidosamente y me fui. No pude aguantar estar más tiempo ahí sin golpearlo. No lo podía golpear pues no tenía derecho a sentir celos. Una lágrima rodó por mi mejilla y al caer al suelo lo dejó infértil por siempre. Tú sentías mi enojo y mi amargura.
-Encantada te ayudaré- y saliste a buscarme.
Nunca he pensado en la suerte que tuve que no me encontraras esa noche, no te servía verme así.
Caminé a mi casa, la lluvia empezó a caer y a salpicar mis lamentos, el agua se combinaba en mi cara con el ácido que salía de mis ojos y no dejaba notar el que estaba llorando.
Llegué a mi casa empapado de ti. Te mandé un mensaje: “Perdona, no pude aguantar más”. Y llovió aún más fuerte.
***
Jamás pensé que todo lo que había pasado junto a tí estuviera relacionado y menos que tuviera un resultado.
Te conocí, eras igual a mí en lo que amaba de mí mismo, eras diferente a mí en las pocas cosas que odiaba de mí. Me aconsejabas acallar mi complejo de superioridad, pero sabías que era infinito cuando no estabas. Te sentía tan perfecta… pero sabía que eras imperfecta.
Tú revelaste ante mí todo lo malo en el mundo, yo te enseñé que el mundo se aprecia hasta que lo hayas visto en blanco y negro. Yo te confesé todos mis miedos y vergüenzas, tú me hiciste ver que el miedo era mental y que la vergüenza en sí era algo ridículo.
Eras mi ejemplo a seguir y yo el tuyo. Pero yo no sabía tanto de ti como creía, yo creía que sabía todo.
-Ya no me importa el examen.
-Nunca te debió haber importado.
-Era imposible que no importara.
Silencio.
Sabías que mi silencio no significaba absolutamente nada.
No quería que te importara tu examen porque era mi culpa que te hayas quedado dormida ese día.
-Perdóname- y una lágrima rodó por mi cara.
No me respondías.
-No debí haber escogido ese día para ir contigo y volver tan tarde.
Tu silencio me hería. Querías mi silencio también y tapaste mi boca.
Nos quedamos en silencio, sentados, eso bastaba. Toda mi culpa se fue, y por primera vez sentí tu cuerpo. Empecé a cantar, desentonando, sin melodía. Tú reíste.
Me levanté y ofrecí mi mano que fue aceptada por la tuya, y bailamos la canción más desafinada que dos personas han bailado jamás. Era tu canción favorita aunque fuera la primera vez que la escuchabas, la canción más romántica, aunque no hablara de amor…
***

lunes, 2 de noviembre de 2009

The Script

Mi proyecto del Día del Inglés...


Quedó pésimo...


The Script...



Falta una acotación al principio, que deberia decir: The day before we have to give the teacher the script, at Chufis's house, 11 p.m.

viernes, 23 de octubre de 2009

Soy tu aire...

Video

Letra de la canción:
Soy de aire
Soy de agua
Hago surcos
Pequeñitos
En la cera
Derretida
De tus ganas
Y voy entrando poco a poco, muy poquito
En tus cosquillas
Me acomodo, te incomodo, pa que rías
Y me cuelo en este enredo sin llamar
Sin avisar
Soy tu aire
Soy tu agua
Te me bebes
Te atraganto
Me respiras
Te salpico
Te me tragas
Y me entretengo, juego un rato en tus recuerdos
Me los pongo en mis enaguas
Hago trizas tus lamentos, creo fantasías locas
Y confundo tu memoria con la punta de mis besos
Soy del aire
Soy del agua
Soy del aire
Soy del agua
Vuelo libre
No me ates
Que me escapo
Entre medio
De tus dedos
Impasible te convierto lo imposible en impensado
Y construyo en lo inseguro
Un futuro improvisado
En que uno y uno no hagan dos
Y los demás estén de más y ya no sean nadie, nadie, nadie, nadie, nadie
Soy tu aire
Soy tu agua


Labuat

sábado, 17 de octubre de 2009

miércoles, 7 de octubre de 2009

Visita Solidaria: Doña Biseida Mora

Esto fue algo que tuve que escribir para el trabajo de la visita solidaria y alguien que lo leyó me dijo que TENÍA QUE publicarlo, así que aquí está:

Apenas entré, iba decidido a encontrar un adulto mayor para que me contara cosas y compartir un rato con él. Luego cuando empezamos a ayudar a los ancianos a salir de los pabellones y a ponerles los gafetes me daba vergüenza hablar con ellos y no sabía cómo empezar conversación, la señora que se interesó mucho en hablarme fue Doña Nelly que me contaba sobre su familia y me decía que yo me parecía a sus hijos.

Cuando seguía poniendo gafetes vi a una señora de nacionalidad china, pregunté y me dijeron que hablaba mandarín, y supuse que llevaba años de no hablar su idioma natal, así que decidí ir a buscarla y hablarle ya que yo sé cosas básicas de este idioma, aunque fuera sólo para alegrarla por un momento.

Mientras la buscaba me llamó una señora, me dijo: -Amor, venga amor. ¿Ya viene por mí verdad? ¿Ya me lleva para la casa?

Yo me quedé, sin saber qué decir, viendo en su gafete el nombre Biseida Mora. Al no saber qué decir, le dije que tenía que hablar unas cosas y me dijo que fuera tranquilo. Luego de eso volví con una compañera y ella volvió a preguntarme: ¿Me lleva ya para la casa?

A mí se me lloraron los ojos y le dije: No puedo, está muy lejos.

Ella me dijo que no importaba, que así estaba bien, se quedó en silencio agarrándome la mano y luego me dijo que podía irme, que yo que podía me fuera, me quedé un rato más y luego volvió a decirme que me fuera tranquilo. Yo le dije que volvería a visitarla, la abracé y me fui.

Después pregunté a una secretaria que cuándo podría volver, y me dijo que cuando quisiera. Volveré a visitar a Doña Biseida Mora apenas pueda, y seguiré yendo a verla. Nunca supe si ella creyó que yo era hijo o nieto, pero al parecer al final supo que no era nadie que ella conociera, no creo que eso importe, igual la seguiré visitando como si fuera mi abuela.

Me gustaría tener una foto de ella que adjuntar aquí pero desgraciadamente la señora estaba en el pabellón médico y no podía salir. Igual siempre tendré la imagen de su cara llena de amor hacia alguien que tal vez había visto sólo en su imaginación o alguien con quien me confundió, y esa imagen basta para mí.

domingo, 6 de septiembre de 2009

Hills Up

Hill up into your dream,
and when you get it
you should know how to get down there again.

lunes, 24 de agosto de 2009

Old One...



My old Polariod, my first camera ^^

sábado, 15 de agosto de 2009

Life is in our hands...


Life is in our hands...
Living is in our thoughts...

domingo, 2 de agosto de 2009

Chalk Animation

Les dejo este video, para que vean la paciencia de algunas personas y el talento de otras =D

viernes, 24 de julio de 2009

Historia de un beso...

Historia de un beso…


Allí, sentado frente a ella… jamás creyó llegar tan lejos, a pesar de haber estado varias veces en la misma posición, amándola sin saber si sigue siendo correspondido, sintiendo antes de llegar allí cualquier sonido como la más romántica canción, cada nota se coordinaba con su corazón como si un fa fuera la melodía con más sentimiento que hubiera escuchado en toda su vida, cualquier persona que lo viera se daría cuenta que un acorde de guitarra haría vibrar sus sentimientos por ella y que un piano alargaría el tiempo que faltaba para poder estar frente a su felicidad… frente a ella y aún sin haber encontrado el valor para hacerlo, aún seguía impresionado de cómo todo en su día había atrasado el tiempo para poder verla, como si el universo amablemente lo hiciera sufrir el tiempo que pasaba sin ella para apreciar cada segundo que estuviera junto a ella, como si el piano fuera eterno.
Incluso la espera por ella fue eterna, ni siquiera Julieta hizo esperar tanto a Romeo bajo su balcón, y jamás Romeo hub
iera esperado tanto por ella… y cuando Romeo creyó que no llegaría pero aun así decidió esperarla, la vio cruzar la calle, no tenía puesto su mejor vestido inglés al estilo de Julieta, pero para él, ella era la mujer más bella del mundo.
-Hola – un simple hola de parte de ella logró destrozarle el corazón a nuestro Romeo y volverlo a armar en segundos.

Tontas conversaciones dominaron el ambiente… justo como las otras veces, pero esta vez él estaba decidido a hacerlo. En cada intento se detenía antes de lograrlo pues se daba cuenta de que ella estaba escribiendo mentalmente su tragedia, la felicidad no verdadera que él notaba en ella lo hacía desear que todo fuera un sueño, quería que fuera feliz, tanto como lo era él junto a ella. ¿Acaso era un destino histórico que entre Montague y Capulet no hubiera nunca felicidad?, si hubiera tenido que cruzar los cinco océanos para conseguirle la felicidad lo hubiera hecho con una sonrisa en su cara, pero ella lo atrapó alrededor de su meñique y en ese momento él se dio cuenta de lo que ella necesitaba para ser feliz… hipnotizado por sus ojos verdes, esa conexión entro dos pares de ojos verdes fue mágica, tomó con una mano el liso cabello negro, con la otra rodeó su cintura y le dijo:

-Pardon moi.
-¿Por qué per…?
Fue interrumpida por un beso de parte de él, es difícil imaginarse la cara de impresión, aún más cuando se dio cuenta que la conexión entre los ojos verdes se había roto para tener una conexión más profunda… Deseaba que en ese momento sonara la orquesta de emociones y el piano alargara ese momento eternamente… pero debía despertar, justo como pasó cinco minutos después para darse cuenta de que debía apresurarse o llegaría tarde al encuentro con su Julieta…

sábado, 18 de julio de 2009

Perfecta Imperfección

Perfecta Imperfección

Perfecto… nada es perfecto ¿o perfecta? ¿Perfección es perfecto o perfecta? ¿Existe la perfección? En el remoto caso de que sí exista nadie jamás sabrá, porque es diferente para cada persona… ¿Saber? Nadie sabe nada, la perfección podría saber si alguien sabe algo, pero no existe, o no la conocemos. Tal vez dentro de nosotros… escondida: ¿la perfección escondida? ¿Quién se esconde? Nosotros nos ocultamos a la perfección y al saber, tal vez el saber sea la perfección, o la perfección es saber.
La perfección puede ser no saber que se es imperfecto, ¿la ignorancia es la perfección? ¿Puede la perfección ser sólo un vano estado mental o una mera sensación? “Lo que Dios crea es perfecto” ¿Estamos tan ciegos buscando la razón de la perfección que no vemos que ya somos perfectos? La ceguera es una imperfección, las ansias de conocimiento nos hacen imperfectos; siendo ignorantes seríamos felices e imperfectos, entonces… ¿qué es la perfección?
“Ortografía”: “orto” de perfección y “grafía” de escritura ¿escritura perfecta? ¿La ortografía no es conocimiento? Tal ves ai ke escribir mal para alcansar la perfexión ?ezto noz arya felisez¿ pero al felicidad no es perfección aunque la perfección sea felicidad… y muchas otras cosas ¿amor? ¿orgullo? ¿conocimiento? ¿ironía? ¿esperanza?
Seguiremos con nuestra eterna y efímera duda ¿somos perfectos? No lo podemos saber hasta descubrir por qué… el “por qué” es conocimiento y el conocimiento es imperfección. “True perfection has to be imperfect” ¿quién cantó eso? Si la perfección debe ser imperfecta entonces no existe la perfección perfecta ¿existe perfección perfecto? En inglés no…
Y aunque sepamos que somos o no perfectos o aunque conozcamos el concepto de perfección (inútil concepto de diccionario redactado por una rata de biblioteca) ¿sabemos de que está compuesta? ¿O la perfección se basa en hacer imperfectos a los demás? Tal vez la perfección sea cumplir los sueños: entonces los sueños deben ser perfectos… ¿tú eres perfecta? Y si yo soy tu sueño ¿soy perfecto? ¿Somos los dos perfectos? Siendo los dos perfectos ¿juntos alcanzaríamos el perfecto cielo de la rayuela? Tal vez nos acercaríamos al inútil concepto de perfección redactado por la rata y aún contigo en la perfección o algo cercano a ello, sin saber que estamos en ese círculo indefinido… pero perfecto, seguiremos con la duda ¿Qué es la perfección?


Rodrigo Zúñiga Carmiol

Julio, 2009